Los trastornos adaptativos se caracterizan por la aparición de sintomatología ansiosa y/o depresiva como respuesta a acontecimientos estresantes de la vida cotidiana (rupturas de pareja, enfermedad propia o de un familiar, pérdida de trabajo…)
Estos trastornos también son denominados trastornos reactivos, pues la clínica aparece habitualmente durante los 3 primeros meses desde el inicio del factor estresante. Los síntomas no siempre remiten al cesar el factor estresante; si persisten, pueden cronificarse.
Los trastornos adaptativos pueden manifestarse a través de gran variedad de síntomas; desde el estado de ánimo (tristeza, ansiedad, desesperanza, labilidad emocional, irritabilidad), hasta cambios en la conducta (sentirse más agresivo, reacción contra la autoridad, consumo de alcohol y sustancias ilegales, aislamiento social, inhibición) y molestias físicas (insomnio, dolor de cabeza, agitación, palpitaciones…)
Durante el tiempo que dura el trastorno, la persona puede sufrir un marcado deterioro funcional (social u ocupacional) y un sufrimiento y malestar excesivos para lo esperado como normal ante el factor estresante.
Existen tratamientos médicos y psicoterapéuticos que pueden ayudar a aliviar este sufrimiento y a recuperar el funcionamiento adecuado en todas las áreas importantes para la persona.